martes, 13 de octubre de 2009

Princese du L'oscurite



Rosalie Slane




Una vez soñe con un principe, con un joven apuesto y lleno de vida y soñe que algun dia llegaria y me rescataria. Esto y màs yo soñe, pero paso el tiempo y mi mundo se oscurecio, llego una penumbra eterna en mi vida y habeses brillaban las estrellas o la luna pero no las queria ver. Me oculte me olvide de mis sueños y tuve pesadillas, en todas moria o me quedaba sola por siempre. Pero entre las sombras senti algo calido, una mirada que me cazaba seguia mis pasos, esta se convirtio en una persona, luego en un muchacho uno que no reconoci. Poco despues supe su nombre, fui su amiga y su hermna. No se como, no se cuando pero me tomo de las manos y poco a poco me llevo a un claro de ese espeso bosque en el que yo vivia. Y una noche con lagrimas en los ojos despues de mucho tiempode esperar me mostro la belleza de la noche. En ese momento con esa claridad lo pude ver bien. El era aquel principe con el que yo soñaba. Y tal como estos sueños, habian sido el llegaba y me rescataba. En ese momento me di cuenta de cuanto lo amaba de que el me habia vuelto a la vida de que su simple precencia me llenaba; y que no podia estar mucho tiempo sin el. No se como agradezerle ese regalo tan hermoso que me da dia a dia. El me da la felicidad el me da la vida me da amor. Yo se lo doy tal vez a mi modo pero se que lo siente se que me comprende. Ahora no siento miedo , mis peores miedos han ido desapareciendo. Todo se lo debo a el , no se como lo logro pero se que no me quiero separarnunca de el. Se volvio mi vida mi alma.

viernes, 21 de agosto de 2009

¿Para què estudiar?

No hay que mal interpretar este titulo, es simplemente una forma de describir lo que en la actualidad se esta dando mucho.


***Perdón por las palabras altisonantes***


Se han dando cuenta de que a pesar de los títulos que una persona logre llegar a tener academicamente, del puesto que ocupe en x empresa, se dedique a lo que se dedique, o estudie lo que estudie, para sus amigos siempre va a ser un: wey o un pendejo.

¡ES CIERTO!

Si vas caminando por la calle, en el centro o dentro de la misma escuela; siempre vas a escuchar que entre amigos se digan: "¡Que onda wey ! o
¿Que dijiste pendejo?"

El punto es que no hay respeto.

¿Sera acaso que el mundo cada día se llena mas de weyes y pendejos?

En relación al titulo; me he puesto a pensar que la gente para que estudia, se esfuerza y hace las miles de maravillas por ser alguien, cuando para la sociedad -amigos, conocidos- no va a ser solo un wey más.

Entre la juventud de hoy en día todos son weyes, pendejos y putos; ¡hasta las mujeres!
Osea están en la escuela y se saludan así; ¿qué sigue? Que en la escuela pasen lista así:

Pendejo 1.... Presente

Wey 2... Presente

¡A ESO ES A DONDE NOS DIRIGIMOS!

No intento decir que omitamos esa palabra de nuestro vocabulario...

Es simplemente una forma de expresar lo que esta sucediendo en la actualidad.


¿O NO?

sábado, 15 de agosto de 2009

E-waste

E-waste, basura o cahtarra Electrònica, como lo quieran llamar; es en lo que se convierte todo aquel conjunto de residuos provenientes de computadoras, teléfonos celulares, televisores y electrodomésticos en general descompuestos o inservibles.

Estos reiduos son considerados tòxicos o peligrosos.

La recuperación de los elementos valiosos que contiene justifica el
reciclado de muchos de sus componentes, como el cobre de los cableados.

Su tratamiento inadecuado ocasiona graves consecuencias para el medio ambiente y para los que se dedican a ello en condiciones precarias, muchas veces en países del tercer mundo con políticas medioambientales menos rigurosas, es hacia los que se exporta este tipo de desechos con ese fin.

(según BAN, {Basel Action Network} algunos países del 1er mundo, como Estados Unidos y otras grandes economías, habían estado exportando basura electrónica a países como China, India, Kenia que es, en teoría, reciclada. Cientos de personas se dedican a rescatar estos desechos para aprovechar los metales como el cobre, oro, plata, etc, exponiendo su salud. Esto a pesar de esos países tienen recursos para manejar esos desechos.)

Colocar este tipo de residuos en la basura, o dejarlos en manos de "cartoneros", es poner en riesgo la salud de las personas y del ambiente, debido a que contienen componentes peligrosos como el plomo en tubos de rayos catódicos y soldadura, arsénico en tubos de rayos catódicos más antiguos, trióxido de antimonio retardantes de fuego, etc.

Mientras el celular, el monitor y el televisor están en su carcasa no generan riesgos de contaminación. Pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales.

Consecuencias:


*Daños a la salud humana:

El plomo en el cuerpo humano puede causar daño a los riñones, aumento de presión sanguínea, daños al sistema nervioso y el cerebro, reducción de la fertilidad, entre otros. El cromo tiene efectos tales como erupciones cutáneas, malestares y úlceras estomacales, problemas respiratorios, cáncer, alteraciones geneticas, problemas en embarazos;
dichas sustancias tóxicas, que son cancerígenas y dañan al metabolismo y al cerebro, que sus concentraciones de dioxinas en el cuerpo son entre 50 y 200 veces superiores a lo normal.

*Daños al medio ambiente:

La liberación de sustancias tóxicas en vertederos contamina el suelo circundante, pudiendo llegar a afectar fuentes de agua subterráneas. Además estas sustancias pueden disminuir notablemente la calidad del aire.


¿Qué hacer cuando los bénditos aparatos -celulares, PCs, lámparas de bajo consumo, entre otros- se les termina la vida útil, se dañan o se vuelven obsoletos?


>No lance la computadora o el celular a la basura, no sume volumen de basura a los vertederos, es preferible lo siguiente:

>Donarlo a una persona u organización que la necesite es una buena idea.

>Puede reparar el dispositivo o reutilizar las piezas que pueda.

>Para los inversionistas, invierta recursos en plantas de reciclaje para desechos electrónicos, puede ser un negocio sustentable.

>Para productos no reutilizables como lámparas de bajo consumo deben ser reciclados.










http://intececologico.com/2008/09/26/basura-electronica-e-waste/

jueves, 13 de agosto de 2009

miércoles, 12 de agosto de 2009

Marcianos

Siempre hay que seguir nuestros sueños...


...perseverar....
...y llegar hasta el final de
las consecuencias
de nuestros ideales.




No hay que permitir que los demàs

nos muevan de nuestro camino de decisiones.

jueves, 6 de agosto de 2009

Opiniones y Consejos de los maestros sobre el Arte de Narrar

Jorge Luis Borges


En literatura es preciso evitar:
1. Las interpretaciones demasiado inconformistas de obras o de personajes famosos. Por ejemplo, describir la misoginia de Don Juan, etc.
2. Las parejas de personajes groseramente disímiles o contradictorios, como por ejemplo Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson.
3. La costumbre de caracterizar a los personajes por sus manías, como hace, por ejemplo, Dickens.
4. En el desarrollo de la trama, el recurso a juegos extravagantes con el tiempo o con el espacio, como hacen Faulkner, Borges y Bioy Casares.
5. En las poesías, situaciones o personajes con los que pueda identificarse el lector.
6. Los personajes susceptibles de convertirse en mitos.
7. Las frases, las escenas intencionadamente ligadas a determinado lugar o a determinada época; o sea, el ambiente local.
8. La enumeración caótica.
9. Las metáforas en general, y en particular las metáforas visuales. Más concretamente aún, las metáforas agrícolas, navales o bancarias. Ejemplo absolutamente desaconsejable: Proust.
10. El antropomorfismo.
11. La confección de novelas cuya trama argumental recuerde la de otro libro. Por ejemplo, el Ulysses de Joyce y la Odisea de Homero.
12. Escribir libros que parezcan menús, álbumes, itinerarios o conciertos.
13. Todo aquello que pueda ser ilustrado. Todo lo que pueda sugerir la idea de ser convertido en una película.
14. En los ensayos críticos, toda referencia histórica o biográfica. Evitar siempre las alusiones a la personalidad o a la vida privada de los autores estudiados. Sobre todo, evitar el psicoanálisis.
15. Las escenas domésticas en las novelas policíacas; las escenas dramáticas en los diálogos filosóficos. Y, en fin:
16. Evitar la vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.

Julio Cortàzar

Puesto que voy a ocuparme de algunos aspectos del cuento como género literario, y es posible que algunas de mis ideas sorprendan o choquen a quienes las lean, me parece de una elemental honradez definir el tipo de narración que me interesa, señalando mi especial manera de entender el mundo.
Casi todos los cuentos que he escrito pertenecen al género llamado fantástico por falta de mejor nombre, y se oponen a ese falso realismo que consiste en creer que todas las cosas pueden describirse y explicarse como lo daba por sentado el optimismo filosófico y científico del siglo XVIII, es decir, dentro de un mundo regido más o menos armoniosamente por un sistema de leyes, de principios, de relaciones de causa y efecto, de psicologías definidas, de geografía bien cartografiadas. En mi caso, la sospecha de otro orden más secreto y menos comunicable, y el fecundo descubrimiento de Alfred Jarry, para quien el verdadero estudio de la realidad no residía en las leyes sino en las excepciones a esas leyes, han sido algunos de los principios orientadores de mi búsqueda personal de una literatura al margen de todo realismo demasiado ingenuo. Por eso, si en las ideas que siguen encuentran ustedes una predilección por todo lo que en el cuento es excepcional, trátese de los temas o incluso de las formas expresivas, creo que esta presentación de mi propia manera de entender el mundo explicará mi toma de posesión y mi enfoque del problema. En último extremo podrá decirse que solo he hablado del cuento tal y como yo lo practico. Y sin embargo, no creo que sea así. Tengo la certidumbre de que existen ciertas constantes, ciertos valores que se aplican a todos los cuentos, fantásticos o realistas, dramáticos o humorísticos. Y pienso que tal vez sea posible mostrar aquí esos elementos invariables que dan a un buen cuento su atmósfera peculiar y su calidad de obra de arte.
La oportunidad de cambiar ideas acerca del cuento me interesa por diversas razones. Vivo en un país -Francia- donde este género tiene poca vigencia, aunque en los últimos años se nota entre escritores y lectores un interés creciente por esa forma de expresión. De todos modos, mientras los críticos siguen acumulando teorías y manteniendo enconadas polémicas acerca de la novela, casi nadie se interesa por la problemática del cuento. Vivir como cuentista en un país donde esta forma expresiva es un producto casi exótico, obliga forzosamente a buscar en otras literaturas el alimento que allí falta. Poco a poco, en sus textos originales o mediante traducciones, uno va acumulando casi rencorosamente una enorme cantidad de cuentos del pasado y del presente, y llega el día en que puede hacer un balance, intentar una aproximación valorativa a ese género de tan difícil definición, tan huidizo en sus múltiples y antagónicos aspectos, y en última instancia tan secreto y replegado en sí mismo, caracol del lenguaje, hermano misterioso de la poesía en otra dimensión del tiempo literario.
Pero además de ese alto en el camino que todo escritor debe hacer en algún momento de su labor, hablar del cuento tiene un interés especial para nosotros, puesto que casi todos los países americanos de lengua española le están dando al cuento una importancia excepcional, que jamás había tenido en otros países latinos como Francia o España. Entre nosotros, como es natural en las literaturas jóvenes, la creación espontánea precede casi siempre al examen crítico, y está bien que así sea. Nadie puede pretender que los cuentos sólo deban escribirse luego de conocer sus leyes. En primer lugar, no hay tales leyes; a lo sumo cabe hablar de puntos de vista, de ciertas constantes que dan una estructura a ese género tan poco incasillable; en segundo lugar los teóricos y los críticos no tienen por qué ser los cuentistas mismos, y es natural que aquellos sólo entren en escena cuando exista ya un acervo, un acopio de literatura que permita indagar y esclarecer su desarrollo y sus cualidades.
En América, tanto en Cuba como en México o Chile o Argentina, una gran cantidad de cuentistas trabaja desde comienzos de siglo, sin conocerse entre sí, descubriéndose a veces de manera casi póstuma. Frente a ese panorama sin coherencia suficiente, en el que pocos conocen a fondo la labor de los demás, creo que es útil hablar del cuento por encima de las particularidades nacionales e internacionales, porque es un género que entre nosotros tiene una importancia y una vitalidad que crecen de día en día. Alguna vez se harán las antologías definitivas -como las hacen los países anglosajones, por ejemplo- y se sabrá hasta dónde hemos sido capaces de llegar. Por el momento no me parece inútil hablar del cuento en abstracto, como género literario. Si nos hacemos una idea convincente de esa forma de expresión literaria, ella podrá contribuir a establecer una escala de valores para esa antología ideal que está por hacerse. Hay demasiada confusión, demasiados malentendidos en este terreno. Mientras los cuentistas siguen adelante su tarea, ya es tiempo de hablar de esa tarea en sí misma, al margen de las personas y de las nacionalidades. Es preciso llegar a tener una idea viva de lo que es el cuento, y eso es siempre difícil en la medida en que las ideas tienden a lo abstracto, a desvitalizar su contenido, mientras que a su vez la vida rechaza angustiada ese lazo que quiere echarle la conceptualización para fijarla y categorizarla. Pero si no tenemos una idea viva de lo que es el cuento habremos perdido el tiempo, porque un cuento, en última instancia, se mueve en ese plano del hombre donde la vida y la expresión escrita de esa vida libran una batalla fraternal, si se me permite el término; y el resultado de esa batalla es el cuento mismo, una síntesis viviente a la vez que una vida sintetizada, algo así como un temblor de agua dentro de un cristal, una fugacidad en una permanencia. Sólo con imágenes se puede trasmitir esa alquimia secreta que explica la profunda resonancia que un gran cuento tiene entre nosotros, y que explica también por qué hay muchos cuentos verdaderamente grandes.
Para entender el carácter peculiar del cuento se le suele comparara con la novela, género mucho más popular y sobre el cual abundan las preceptivas. Se señala, por ejemplo, que la novela se desarrolla en el papel, y por lo tanto en el tiempo de la lectura, sin otro límite que el agotamiento de la materia novelada; por su parte, el cuento parte de la noción de límite, y en primer término de límite físico, al punto que en Francia, cuando un cuento excede las veinte páginas, toma ya el nombre de nouvelle, género a caballo entre el cuento y la novela propiamente dicha. En ese sentido, la novela y el cuento se dejan comparar analógicamente con el cine y la fotografía, en la medida en que una película es en principio un "orden abierto", novelesco, mientras que una fotografía lograda presupone una ceñida limitación previa, impuesta en parte por el reducido campo que abarca la cámara y por la forma en que el fotógrafo utiliza estéticamente esa limitación. No sé si ustedes han oído hablar de su arte a un fotógrafo profesional; a mí siempre me ha sorprendido el que se exprese tal como podría hacerlo un cuentista en muchos aspectos. Fotógrafos de la calidad de un Cartier-Bresson o de un Brasai definen su arte como una aparente paradoja: la de recortar un fragmento de la realidad, fijándole determinados límites, pero de manera tal que ese recorte actúe como una explosión que abre de par en par una realidad mucho más amplia, como una visión dinámica que trasciende espiritualmente el campo abarcado por la cámara. Mientras en el cine, como en la novela, la captación de esa realidad más amplia y multiforme se logra mediante el desarrollo de elementos parciales, acumulativos, que no excluyen, por supuesto, una síntesis que dé el "clímax" de la obra, en una fotografía o en un cuento de gran calidad se procede inversamente, es decir que el fotógrafo o el cuentista se ven precisados a escoger y limitar una imagen o un acaecimiento que sean significativos, que no solamente valgan por sí mismos, sino que sean capaces de actuar en el espectador o en el lector como una especie de apertura, de fermento que proyecta la inteligencia y la sensibilidad hacia algo que va mucha más allá de la anécdota visual o literaria contenidas en la foto o en el cuento. Un escritor argentino, muy amigo del boxeo, me decía que en ese combate que se entabla entre un texto apasionante y su lector, la novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock-out. Es cierto, en la medida en que la novela acumula progresivamente sus efectos en el lector, mientras que un buen cuento es incisivo, mordiente, sin cuartel desde las primeras frases. No se entienda esto demasiado literalmente, porque el buen cuentista es un boxeador muy astuto, y muchos de sus golpes iniciales pueden parecer poco eficaces cuando, en realidad, están minando ya las resistencias más sólidas del adversario. Tomen ustedes cualquier gran cuento que prefieran, y analicen su primera página. Me sorprendería que encontraran elementos gratuitos, meramente decorativos. El cuentista sabe que no puede proceder acumulativamente, que no tiene por aliado al tiempo; su único recurso es trabajar en profundidad, verticalmente, sea hacia arriba o hacia abajo del espacio literario. Y esto, que así expresado parece una metáfora, expresa sin embargo lo esencial del método. El tiempo del cuento y el espacio del cuento tienen que estar como condenados, sometidos a una alta presión espiritual y formal para provocar esa "apertura" a que me refería antes. Basta preguntarse por qué un determinado cuento es malo. No es malo por el tema, porque en literatura no hay temas buenos ni temas malos, solamente hay un buen o un mal tratamiento del tema. Tampoco es malo porque los personajes carecen de interés, ya que hasta una piedra es interesante cuando de ella se ocupan un Henry James o un Franz Kafka. Un cuento es malo cuando se lo escribe sin esa tensión que debe manifestarse desde las primeras palabras o las primeras escenas. Y así podemos adelantar ya que las nociones de significación, de intensidad y de tensión han de permitirnos, como se verá, acercarnos mejor a la estructura misma del cuento.
Decíamos que el cuentista trabaja con un material que calificamos de significativo. El elemento significativo del cuento parecería residir principalmente en su tema, en el hecho de escoger un acaecimiento real o fingido que posea esa misteriosa propiedad de irradiar algo más allá de sí mismo, al punto que un vulgar episodio doméstico, como ocurre en tantos admirables relatos de una Katherine Mansfield o un Sherwood Anderson, se convierta en el resumen implacable de una cierta condición humana, o en el símbolo quemante de un orden social o histórico. Un cuento es significativo cuando quiebra sus propios límites con esa explosión de energía espiritual que ilumina bruscamente algo que va mucho más allá de la pequeña y a veces miserable anécdota que cuenta. Pienso, por ejemplo, en el tema de la mayoría de los admirables relatos de Antón Chejov. ¿Qué hay allí que no sea tristemente cotidiano, mediocre, muchas veces conformista o inútilmente rebelde? Lo que se cuenta en esos relatos es casi lo que de niños, en las aburridas tertulias que debíamos compartir con los mayores, escuchábamos contar a los abuelos o a las tías; la pequeña, insignificante crónica familiar de ambiciones frustradas, de modestos dramas locales, de angustias a la medida de una sala, de un piano, de un té con dulces. Y, sin embargo, los cuentos de Katherine Mansfield, de Chéjov, son significativos, algo estalla en ellos mientras los leemos y nos proponen una especie de ruptura de lo cotidiano que va mucho más allá de la anécdota reseñada.
Ustedes se han dado ya cuenta de que esa significación misteriosa no reside solamente en el tema del cuento, porque en verdad la mayoría de los malos cuentos que todos hemos leído contienen episodios similares a los que tratan los autores nombrados. La idea de significación no puede tener sentido si no la relacionamos con las de intensidad y de tensión, que ya no se refieren solamente al tema sino al tratamiento literario de ese tema, a la técnica empleada para desarrollar el tema. Y es aquí donde, bruscamente, se produce el deslinde entre el buen y el mal cuentista. Por eso habremos de detenernos con todo el cuidado posible en esta encrucijada, para tratar de entender un poco más esa extraña forma de vida que es un cuento logrado, y ver por qué está vivo mientras otros, que aparentemente se le parecen, no son más que tinta sobre papel, alimento para el olvido.
Miremos la cosa desde el ángulo del cuentista y en este caso, obligadamente, desde mi propia versión del asunto. Un cuentista es un hombre que de pronto, rodeado de la inmensa algarabía del mundo, comprometido en mayor o en menor grado con la realidad histórica que lo contiene, escoge un determinado tema y hace con él un cuento. Este escoger un tema no tan es sencillo. A veces el cuentista escoge, y otras veces siente como si el tema se le impusiera irresistiblemente, lo empujara a escribirlo. En mi caso, la gran mayoría de mis cuentos fueron escritos -cómo decirlo- al margen de mi voluntad, por encima o por debajo de mi consciencia razonante, como si yo no fuera más que un médium por el cual pasaba y se manifestaba una fuerza ajena. Pero eso, que puede depender del temperamento de cada uno, no altera el hecho esencial, y es que en un momento dado hay tema, ya sea inventado o escogido voluntariamente, o extrañamente impuesto desde un plano donde nada es definible. Hay tema, repito, y ese tema va a volverse cuento. Antes que ello ocurra, ¿qué podemos decir del tema en sí? ¿Por qué ese tema y no otro? ¿Qué razones mueven consciente o inconscientemente al cuentista a escoger un determinado tema?
A mí me parece que el tema del que saldrá un buen cuento es siempre excepcional, pero no quiero decir con esto que un tema deba de ser extraordinario, fuera de lo común, misterioso o insólito. Muy al contrario, puede tratarse de una anécdota perfectamente trivial y cotidiana. Lo excepcional reside en una cualidad parecida a la del imán; un buen tema atrae todo un sistema de relaciones conexas, coagula en el autor, y más tarde en el lector, una inmensa cantidad de nociones, entrevisiones, sentimientos y hasta ideas que flotan virtualmente en su memoria o su sensibilidad; un buen tema es como un sol, un astro en torno al cual gira un sistema planetario del que muchas veces no se tenía consciencia hasta que el cuentista, astrónomo de palabras, nos revela su existencia. O bien, para ser más modestos y más actuales a la vez, un buen tema tiene algo de sistema atómico, de núcleo en torno al cual giran los electrones; y todo eso, al fin y al cabo, ¿no es ya como una proposición de vida, una dinámica que nos insta a salir de nosotros mismos y a entrar en un sistema de relaciones más complejo y hermosos? Muchas veces me he preguntado cuál es la virtud de ciertos cuentos inolvidables. En el momento los leímos junto con muchos otros, que incluso podían ser de los mismos autores. Y he aquí que los años han pasado, y hemos vivido y olvidado tanto. Pero esos pequeños, insignificantes cuentos, esos granos de arena en el inmenso mar de la literatura, siguen ahí, latiendo en nosotros. ¿No es verdad que cada uno tiene su colección de cuentos? Yo tengo la mía, y podría dar algunos nombres. Tengo William Wilson de Edgar A. Poe; tengo Bola de sebo de Guy de Maupassant. Los pequeños planetas giran y giran: ahí está Un recuerdo de Navidad de Truman Capote; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius de Jorge Luis Borges; Un sueño realizado de Juan Carlos Onetti; La muerte de Iván Ilich, de Tolstoi; Cincuenta de los grandes, de Hemingway; Los soñadores, de Izak Dinesen, y así podría seguir y seguir... Ya habrán advertido ustedes que no todos esos cuentos son obligatoriamente de antología. ¿Por qué perduran en la memoria? Piensen en los cuentos que no han podido olvidar y verán que todos ellos tienen la misma característica: son aglutinantes de una realidad infinitamente más vasta que la de su mera anécdota, y por eso han influido en nosotros con una fuerza que no haría sospechar la modestia de su contenido aparente, la brevedad de su texto. Y ese hombre que en un determinado momento elige un tema y hace con él un cuento será un gran cuentista si su elección contiene -a veces sin que él lo sepa conscientemente- esa fabulosa apertura de lo pequeño hacia lo grande, de lo individual y circunscrito a la esencia misma de la condición humana. Todo cuento perdurable es como la semilla donde está durmiendo el árbol gigantesco. Ese árbol crecerá en nosotros, dará su sombra en nuestra memoria.
Sin embargo, hay que aclarar mejor esta noción de temas significativos. Un mismo tema puede ser profundamente significativo para un escritor, y anodino para otro; un mismo tema despertará enormes resonancias en un lector, y dejará indiferente a otro. En suma, puede decirse que no hay temas absolutamente significativos o absolutamente insignificantes. Lo que hay es una alianza misteriosa y compleja entre cierto escritor y cierto tema en un momento dado, así como la misma alianza podrá darse luego entre ciertos cuentos y ciertos lectores. Por eso, cuando decimos que un tema es significativo, como en el caso de los cuentos de Chejov, esa significación se ve determinada en cierta medida por algo que está fuera del tema en sí, por algo que está antes y después del tema. Lo que está antes es el escritor, con su carga de valores humanos y literarios, con su voluntad de hacer una obra que tenga un sentido; lo que está después es el tratamiento literario del tema, la forma en que el cuentista, frente a su tema, lo ataca y sitúa verbal y estilísticamente, lo estructura en forma de cuento, y lo proyecta en último término hacia algo que excede el cuento mismo. Aquí me parece oportuno mencionar un hecho que me ocurre con frecuencia, y que otros cuentistas amigos conocen tan bien como yo. Es habitual que en el curso de una conversación, alguien cuente un episodio divertido o conmovedor o extraño, y que dirigiéndose luego al cuentista presente le diga: "Ahí tienes un tema formidable para un cuento; te lo regalo." A mí me han reglado en esa forma montones de temas, y siempre he contestado amablemente: "Muchas gracias", y jamás he escrito un cuento con ninguno de ellos. Sin embargo, cierta vez una amiga me contó distraídamente las aventuras de una criada suya en París. Mientras escuchaba su relato, sentí que eso podía llegar a ser un cuento. Para ella esos episodios no eran más que anécdotas curiosas; para mí, bruscamente, se cargaban de un sentido que iba mucho más allá de su simple y hasta vulgar contenido. Por eso, toda vez que me he preguntado: ¿Cómo distinguir entre un tema insignificante, por más divertido o emocionante que pueda ser, y otro significativo?, he respondido que el escritor es el primero en sufrir ese efecto indefinible pero avasallador de ciertos temas, y que precisamente por eso es un escritor. Así como para Marcel Proust el sabor de una magdalena mojada en el té abría bruscamente un inmenso abanico de recuerdos aparentemente olvidados, de manera análoga el escritor reacciona ante ciertos temas en la misma forma en que su cuento, más tarde, hará reaccionar al lector. Todo cuento está así predeterminado por el aura, por la fascinación irresistible que el tema crea en su creador.
Llegamos así al fin de esta primera etapa del nacimiento de un cuento, y tocamos el umbral de su creación propiamente dicha. He aquí al cuentista, que ha escogido un tema valiéndose de esas sutiles antenas que le permiten reconocer los elementos que luego habrán de convertirse en obra de arte. El cuentista está frente a su tema, frente a ese embrión que ya es vida, pero que no ha adquirido todavía su forma definitiva. Para él ese tema tiene sentido, tiene significación. Pero si todo se redujera a eso, de poco serviría; ahora, como último término del proceso, como juez implacable, está esperando al lector, el eslabón final del proceso creador, el cumplimiento o fracaso del ciclo. Y es entonces que el cuento tiene que nacer puente, tiene que nacer pasaje, tiene que dar el salto que proyecte la significación inicial, descubierta por el autor, a ese extremo más pasivo y menos vigilante y muchas veces hasta indiferente que se llama lector. Los cuentistas inexpertos suelen caer en la ilusión de imaginar que les basta escribir lisa y llanamente un tema que los ha conmovido, para conmover a su turno a los lectores. Incurren en la ingenuidad de aquel que encuentra bellísimo a su hijo, y da por supuesto que todos los demás lo ven igualmente bello. Con el tiempo, con los fracasos, el cuentista capaz de superar esa primera etapa ingenua, aprende que en la literatura no bastan las buenas intenciones. Descubre que para volver a crear en el lector esa conmoción que lo llevó a él a escribir el cuento, es necesario un oficio de escritor, y que ese oficio consiste, entre muchas otras cosas, en lograr ese clima propio de todo gran cuento, que obliga a seguir leyendo, que atrapa la atención, que aísla al lector de todo lo que lo rodea para después, terminado el cuento, volver a conectarlo con sus circunstancias de una manera nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. Y la única forma en que puede conseguirse este secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión, a la índole del tema, le den su forma visual y auditiva más penetrante y original, lo vuelvan único, inolvidable, lo fijen para siempre en su tiempo y en su ambiente y en su sentido más primordial. Lo que llamo intensidad en un cuento consiste en la eliminación de todas las ideas o situaciones intermedias, de todos los rellenos o fases de transición que la novela permite e incluso exige. Ninguno de ustedes habrá olvidado El barril de amontillado, de Edgar A. Poe. Lo extraordinario de este cuento es la brusca prescindencia de toda descripción de ambiente. A la tercera o cuarta frase estamos en el corazón del drama, asistiendo al cumplimiento implacable de una venganza. Los asesinos, de Hemingway, es otro ejemplo de intensidad obtenida mediante la eliminación de todo lo que no converja esencialmente al drama. Pero pensemos ahora en los cuentos de Joseph Conrad, de D. H. Lawrence, de Kafka. En ellos, con modalidades típicas de cada uno, la intensidad es de otro orden, y yo prefiero darle el nombre de tensión. Es una intensidad que se ejerce en la manera con que el autor nos va acercando lentamente a lo contado. Todavía estamos muy lejos de saber lo que va a ocurrir en el cuento, y sin embargo no podemos sustraernos a su atmósfera. En el caso de El barril de amontillado y de Los asesinos, los hechos despojados de toda preparación saltan sobre nosotros y nos atrapan; en cambio, en un relato demorado y caudaloso de Henry James -La lección del maestro, por ejemplo- se siente de inmediato que los hechos en sí carecen de importancia, que todo está en las fuerzas que los desencadenaron, en la malla sutil que los precedió y los acompaña. Pero tanto la intensidad de la acción como la tensión interna del relato son el producto de lo que antes llamé el oficio de escritor, y es aquí donde nos vamos acercando al final de este paseo por el cuento.
En mi país, y ahora en Cuba, he podido leer cuentos de los autores más variados: maduros o jóvenes, de la ciudad o del campo, entregados a la literatura por razones estéticas o por imperativos sociales del momento, comprometidos o no comprometidos. Pues bien, y aunque suene a perogrullada, tanto en la Argentina como aquí los buenos cuentos los están escribiendo quienes dominen el oficio en el sentido ya indicado. Un ejemplo argentino aclarará mejor esto. En nuestras provincias centrales y norteñas existe una larga tradición de cuentos orales, que los gauchos se transmiten de noche en torno al fogón, que los padres siguen contando a sus hijos, y que de golpe pasan por la pluma de un escritor regionalista y, en una abrumadora mayoría de casos, se convierten en pésimos cuentos. ¿Qué ha sucedido? Los relatos en sí son sabrosos, traducen y resumen la experiencia, el sentido del humor y el fatalismo del hombre de campo; algunos incluso se elevan a la dimensión trágica o poética. Cuando uno los escucha de boca de un viejo criollo, entre mate y mate, siente como una anulación del tiempo, y piensa que también los aedos griegos contaban así las hazañas de Aquiles para maravilla de pastores y viajeros. Pero en ese momento, cuando debería surgir un Homero que hiciese una Iliada o una Odisea de esa suma de tradiciones orales, en mi país surge un señor para quien la cultura de las ciudades es un signo de decadencia, para quien los cuentistas que todos amamos son estetas que escribieron para el mero deleite de clases sociales liquidadas, y ese señor entiende en cambio que para escribir un cuento lo único que hace falta es poner por escrito un relato tradicional, conservando todo lo posible el tono hablado, los giros campesinos, las incorrecciones gramaticales, eso que llaman el color local. No sé si esa manera de escribir cuentos populares se cultiva en Cuba; ojalá que no...

viernes, 10 de julio de 2009

Poema del Tae Kwon Do




-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL AMOR.
SI NUNCA HAS DEFENDIDO EL HONOR DE TU ESCUELA




-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL DOLOR
SI JAMÁS HAS COMBATIDO Y TU CONTRINCANTE CONECTÓ UN AP CHAGUI
Y TE PEGO JUSTO AHÍ.





-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL PLACER
SI NUNCA HAS GANADO UNA MEDALLA





-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL CARIÑO
SI NUNCA HAS ABRAZADO A TU PECHERA, PLANCHADO TU DOBOK Y PREPARADO TU EQUIPO ANTES DE COMPETIR





ESCUCHAME...





-COMO VAS A SABER LO QUE ES LA SOLIDARIDAD
SI JAMÁS HAS DADO UN ABRAZO NI LA MANO A TU CONTRINCANTE DESPUES DE UN COMBATE.





-COMO VAS A SABER LO QUE ES LA POESÍA.
SI JAMÁS LOGRASTE DOMINAR PATADAS CON DOBLE GIRO.





-COMO VAS A SABER LO QUE ES LA HUMILLACIÓN
SI JAMÁS FUISTE NOQUEADO.





-COMO VAS A SABER LO QUE ES LA AMISTAD
SI NUNCA PERTENECISTE A UNA HERMANDAD DE GUERREROS





-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL PÁNICO.
SI NUNCA HAS SENTIDO LA ADRENALINA DE ENTRAR A UNA PISTA DE COMBATE A LUCHAR





-COMO VAS A SABER LO QUE ES MORIR UN POCO
SI JAMÁS FUISTE LESIONADO Y NO PUDISTE TERMINAR UN COMBATE.





DIME VIEJO...





-COMO VAS A SABER LO QUE ES LA SOLEDAD
SI NUNCA HAS PARTIDO A OTRAS TIERRAS EN BUSCA DE SABIDURÍA Y FORTALEZA





-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL BARRO.
SI NUNCA HAS ENTRENADO EN LUGARES SIN CONDICIONES.





-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL EGOÍSMO.
SI NUNCA HAS OCULTADO UNA TECNICA QUE DOMINAS SOLO TU, Y NO QUIERES QUE NADIE MAS LA PUEDA REALIZAR





-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL ARTE.
SI NUNCA, PERO NUNCA HAS APRENDIDO NI ENTENDIDO UNA FORMA.





-COMO VAS A SABER LO QUE ES LA MÚSICA.
SI JAMÁS HAS OIDO EL SONIDO DE LA VICTORIA.





-COMO VAS A SABER LO QUE ES LA INJUSTICIA.
SI NUNCA TE DESCALIFICO UN REFERI O TE ROBÓ UN COMBATE.





DIME,





-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL INSOMNIO.
SI JAMÁS TE FUISTE AL COPA COREA.





-COMO VAS A SABER LO QUE ES EL ODIO.
SI NUNCA HAS SIDO DERROTADO EN COMBATE.





-COMO VAS A SABER, QUERIDO AMIGO,





-COMO VAS A SABER LO QUE ES LA VIDA
SI NI SIQUIERAS SABES EL SIGNIFICADO DEL COMBATE.





RECUERDA. PRACTICA DEPORTES DE HOMBRES Y CON HISTORIA...





AHORA VE Y PRACTICA *TAEKWONDO*







miércoles, 8 de julio de 2009

Entre novios y amigos

Tú tienes un novio que generalmente te llama por cumplir un horario.
Tu amigo te llama sin horario, solo porque quiere hacerlo.

Tu novio va a visitarte porque es día de cita.
Tu amigo te busca cualquier día porque para el no hay citas.

Tu novio te acaricia y te besa porque se cree con derecho para hacerlo.
Tu amigo lo hace con más ternura y sin derecho, sólo porque le nace.

Tu novio va contigo por la calle como quien lleva una bandera.
Pero tu amigo es el único abanderado de tu corazón.

Piensa que tu novio te quiere por ser tu novio, pero te quiere mas tu amigo siendo solo tu amigo.

Tu novio tendrá otros amores ocultos porque tú no le bastas.

Tu novio nunca quisiera dejar de ser tu novio y ser solo tu amigo
Tu amigo busca llegar a ser tu mejor amigo sin ser nunca tu novio.

¿Qué son amores muy diferentes?
Tienes razón, El amor de tu novio es por cumplir compromisos, pero el de tu amigo es mas sincero porque no hay compromisos que cumplir.

Cuando peleas con tu novio todo termina entre los dos, con tu amigo no te peleas porque no hay nada que terminar...



Aunque debo apelar a eso de que los novios sólo te qieren por cumplir, pues hay algunas personas que siendo novios sí te quieren

martes, 7 de julio de 2009

Adopción = Comprar personas

La adopción así a primera vista, supone un beneficio mutuo entre los nuevos padres y tambien para el nuevo hijo, pues sacamos a esa personita de “almacenes” donde malviven.

Hasta ahí todo bien.

Pero, ¿acaso no se trata de una compra de un ser humano? Si, si… lo que han leído, se compran seres humanos para aliviar las ansias de paternidad a personas que pueden permitirse el pago de unos dos millones de: pesos, dolares, libras, eorus, etc. Toda adopción internacional, repito TODA, es un negocio para unos, (países exportadores de menores, por cierto, todos ellos con gobiernos corruptos, población en la absoluta miseria…Etc) y para los padres compradores, la realización de un sueño al que no tenían acceso legal en sus países de origen.Ya sé que lo dicho es duro, y que mil excusas existen para justificar esas adopciones, siendo el más aludido la mejora en la vida del menor, sacándolo de la miseria para darle de todo.

Y por qué mejor quienes aluden toda esa "acción caritativa"…?Por qué no ayudan realmente de otras formas, que no sea la compra de seres humanos?

¿No han oído hablar de mil y unas ONGs que están haciendo, y mucho, en esos países?

O bien cambiar el tiempo que se pasa en el "CLUB" por tiempo ayudando en cualquiera de los miles de campamentos de refugiados que existen por esos mundos de dios.

Pero no, claro, es mejor “ayudar” a esos niños mediante el golpe de chequera, y así lavar nuestra conciencia, aparte de saciar caprichos personales que la naturaleza les ha negado.No hace falta pensar demasiado para comparar este nuevo “esclavismo”, pues también los terratenientes tenían mil justificaciones para traerse a jóvenes fuertes de África. La diferencia actual es que no nos limitamos a ese continente, hemos ampliado el mercado con cualquier otro país pobre, y de paso, corrupto. Y sino es así, que alguien me diga ¿cuántos menores conocen que hayan sido traídos de Alemania, Inglaterra, EEUU, o Noruega?

Realmente me gustaría saberlo.

Pero no seamos hipocritas, hay cosas en la vida en la que no caben los matices, o bien es blanco, o es negro, o lo aceptamos… o no rechazamos.

Y desde mi punto de vista, la compra de seres humanos solo puede ser rechazada, sin matices, sin justificaciones, solo cabe un NO. Puestos a justificar … ¿porque no compramos menores en la India, le sacamos su corazón, riñones, y lo vendemos al mejor postor? Y no vale decir que no hay comparación en esto, pero yo digo que si la hay… y demasiada:Una familia ejemplar, con 3 hijos, trabajadores, amigos de todo el vecindario, esa familia típica en las películas del sábado en la tarde, pues bien, un buen día tienen un accidente y precisan de varios órganos para sobrevivir.Y su justificación está servida: buscan personas tan inmersas en el hoyo de la miseria, que serían capaces de vender voluntariamente sus órganos, o los de sus hijos. Y esto existe.

Busqueda...reforestación



Todo el mundo conoce Google, un buscador, dentro de la amplia variedad que existen en internet.





Pues hoy les presento uno más:


El buscador Ecológico.






Versiones de Google, hay muchas. Y hoy les voy a presentar una más, la ecológica. Se trata de Ecoogler, un buscador basado en la tecnología de Google y cuyo objetivo es hacer frente a la desforestación. La idea es que, por cada búsqueda que se haga, se dona una hoja para repoblar los bosques. La donación es simbólica, por supuesto. Pero por cada millón de hojas donadas, se hará una donación de árrboles a la asociación Aquaverde para repoblar el Amazonas y los bosques de todo el mundo. La causa es buena, así que le invito a utilizarlo, a ver si entre todos podemos reforestar un poco el planeta.


lunes, 6 de julio de 2009

Quiero

Quiero aprender a oírte sin juzgarte.
Quiero que me enseñes a opinar sin darte consejos.
Quiero que aprendas a confiar en mí; sin exigirme.
Quiero enseñarte a ayudarme sin intentar decidir por mí.
Quiero aprender a cuidarte sin anularte.
Quiero que me enseñes a mirarte sin proyectar cosas en ti.
Quiero que aprendas a animarme sin empujarme.
Quiero enseñarte a abrazarme sin asfixiarme.
Quiero aprender a sostenerte sin hacerme cargo de ti.
Quiero que me enseñes cómo protegerte sin mentiras.
Quiero aprender a acercarme a ti sin invadirte.
Quiero que aprendamos a aceptar las cosas del otro quemás nos disgustan, tanto como para no pretender cambiarlas.
Quiero que hoy, después de lo aprendido yo de ti y tú de mí, seamos capaces de elegirnos otra vez sin condiones.

-Jorge Bucay-

miércoles, 1 de julio de 2009

VOLVER ATRAS

¿Alguna vez has querido volver el tiempo para no cometer un error?

¿Alguna vez quisimos detener el tiempo, para no separarnos, para estar siempre en ese feliz momento?

Es inútil querer detener el tiempo, para nunca separarnos… pues lo importante es que tenemos que seguir y nunca olvidar lo que vivimos, quienes somos y gracias a quienes lo somos.*


Pues hay veces en las que un simple momento, puede alegrarte toda la vida, o en cambio amargarte.

Una de las cosas que vienen rápidamente a la cabeza cuando se menciona el querer volver atras, es que los adultos quieren volver a ser niños; es un poco raro esto, pues cuando uno es chico, lo único que quiere es ser grande, ya sea para ser libre, poder salir o simplemente para manejar, o (inocentemente) tener novi@.

Este blog nos muestra exactamente eso:

http://lokosyxifladas.blogspot.com/2008/10/renuncio-ser-adulto.html



*Parte de mi "discurso" e graduación de secundaria.

martes, 30 de junio de 2009

El Quijote

Cosas de amor

—¿Por ventura, señor caballero —preguntó el del Bosque a don Quijote—, sois enamorado [*]?

—Por desventura lo soy —respondió don Quijote—, aunque los daños que nacen de los bien colocados pensamientos antes se deben tener por gracias que por desdichas [46].

—Así es la verdad —replicó el del Bosque—, si no nos turbasen la razón y el entendimiento los desdenes, que, siendo muchos, parecen venganzas.—Nunca fui desdeñado de mi señora —respondió don Quijote.


(12, II)





*El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha





Ambrose Bierce

Ambrose Gwinett Bierce (Ohio, Estados Unidos, 24 de junio de 18421914)

Fue un escritor, periodista y editorialista estadounidense.

Su estilo lúcido y vehemente le ha permitido conservar la popularidad un siglo después de su muerte, mientras que muchos de sus contemporáneos han pasado al olvido. Ese mismo estilo cáustico hizo que un crítico le apodara El amargo Bierce (Bitter Bierce).


Cuentos



The Haunted Valley (1871)

Un habitante de Carcosa (An Inhabitant of Carcosa, 1887)

One of the Missing (1888)

La ventana tapiada (The Boarded Window, 1891)

Chickamauga (Idem, 1891)

The Eyes of the Panther (1891)

El pastor de Haita (Haita the Shepherd, 1891)

El hombre y la víbora (The Man and the Snake, 1891)

El dedo medio del pie derecho (The Middle Toe of the Right Foot, 1891)

Lo que pasó en el puente de Owl Creek (An Occurrence at Owl Creek Bridge, 1891)

The Suitable Surroundings (1891)

A Tough Tussle (1891)

El acompañante del muerto (A Watcher by the Dead, 1891)

Desapariciones misteriosas (Mysterious Disappearances, 1893)

An Adventure at Brownville (1893)

A Baby Tramp (1893)

Bodies of the Dead (1893)

La muerte de Halpin Frayser (The Death of Halpin Frayser, 1893)

El famoso legado Gilson (The Famous Gilson Bequest, 1893)

John Bartine's Watch (1893)

Sucesos nocturnos en la Quebrada del Hombre Muerto (The Night-Doings at 'Deadman's, 1893)

Un naufragio psicológico (A Psychological Shipwreck, 1893)

El reino de lo Irreal (The Realm of the Unreal, 1893)

The Secret of Macarger's Gulch (1893)

La cosa maldita (The Damned Thing, 1894)

A Vine on a House (1905)

The Moonlit Road (1907)

The time, The moon fought back (1911)

Beyond the Wall (1909)

A Diagnosis of Death (1909)

A Jug of Syrup (1909)

Partida de ajedrez (Moxon's Master, 1909)

Staley Fleming's Hallucination (1909)

El desconocido (The Stranger, 1909)

The Way of Ghosts (1909)

El caso del desfiladero de Coulter (The Affair at Coulter's Notch)

Una escaramuza en los puestos de avanzada (An Affair of Outposts)

The Applicant

The Baptism of Dobsho

A Bottomless Grave

The City of the Gone Away

The Coup de Grace

Curried Cow

The Failure of Hope and Wandel

George Thurston

A Holy Terror

Un jinete en el cielo (A Horseman in the Sky)

El hipnotizador (The Hypnotist)

Una conflagración imperfecta (An Imperfect Conflagration)

El patriota ingenioso (The Ingenious Patriot)

John Mortonson's Funeral

Jupiter Doke, Brigadier-General

Muerto en Resaca (Killed at Resaca)

A Lady from Redhorse

The Little Story

The Major's Tale

The Man Out of the Nose

The Mocking-Bird

The Monk and the Hangman's Daughter

Mr Swiddler's Flip-Flap

Mi crimen favorito (My Favourite Murder)

Aceite de perro ( Oil of Dog)

One Kind of Officer

One of Twins

One Officer, One Man

One Summer Night

Parker Adderson, filósofo (Parker Adderson, Philosopher)

Perry Chumly's Eclipse

A Providential Intimation

The Race at Left Bower

A Resumed Identity

A Revolt of the Gods

Some Haunted Houses

A Son of the Gods

The Story of a Conscience

The Tail of the Sphinx

Visiones nocturnas (Visions of the Night)

El viudo Turmore (The Widower Turmore)

An Arrest

Revenge


Además de estos cuentos, Bierce cuenta con una amplia gama de trabajos literarios, tal es el caso de su libro El Diccionario del Diablo (uno de mis favoritos), el cual a su singular estilo en una narrativa corta que hace gala de las mismas virtudes que aparecen en El diccionario del diablo, esto es, mucho sarcasmo, mucho humor negro y mucha mala idea, todo ello aderezado con toques más o menos fantásticos, más o menos siniestros.

lunes, 29 de junio de 2009

Juana de Arco


Domrémy, Francia, 1412 - Ruán, id., 1431) Santa y heroína francesa. Nacida en el seno de una familia campesina acomodada, la infancia de Juana de Arco transcurrió durante el sangriento conflicto enmarcado en la guerra de los Cien Años que enfrentó al delfín Carlos, primogénito de Carlos VI de Francia, con Enrique VI de Inglaterra por el trono francés, y que provocó la ocupación de buena parte del norte de Francia por las tropas inglesas y borgoñonas.


A los trece años, Juana de Arco confesó haber visto a san Miguel, a santa Catalina y a santa Margarita y declaró que sus voces la exhortaban a llevar una vida devota y piadosa. Unos años más tarde, se sintió llamada por Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina analfabeta: dirigir el ejército francés, coronar como rey al delfín en Reims y expulsar a los ingleses del país.


En 1428 viajó hasta Vaucouleurs con la intención de unirse a las tropas del príncipe Carlos, pero fue rechazada. A los pocos meses, el asedio de Orleans por los ingleses agravó la delicada situación francesa y obligó al delfín a refugiarse en Chinon, localidad a la que acudió Juana, con una escolta facilitada por Roberto de Baudricourt, para informar a Carlos acerca del carácter de su misión.


Éste, no sin haberla hecho examinar por varios teólogos, accedió al fin a confiarle el mando de un ejército de cinco mil hombres, con el que Juana de Arco consiguió derrotar a los ingleses y levantar el cerco de Orleans, el 8 de mayo de 1429. A continuación, realizó una serie de campañas victoriosas que franquearon al delfín el camino hacia Reims y permitieron su coronación como Carlos VII de Francia (17 de julio de 1429).

Acabado su cometido, Juana de Arco dejó de oír sus voces interiores y pidió permiso para volver a casa, pero ante la insistencia de quienes le pedían que se quedara, continuó combatiendo, primero en el infructuoso ataque contra París de septiembre de 1429, y luego en el asedio de Compiègne, donde fue capturada por los borgoñones el 24 de mayo de 1430.

Murió en la hoguera, quemada cual bruja.




viernes, 19 de junio de 2009

Frases para ti

¿Por qué solo se tarda un minuto en decir hola, y toda una vida en decir adiós?

Cada vez que mires el cielo y veas una estrella moverse acuérdate de mi.

Cada vez que mires el cielo y veas una estrella moverse acuérdate de mi.

si te olvido es porque me acuerdo de ti demasiado bien.
Ivan Malinowski


Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.Pasarás en silencio por mi amor y al pasar fingiré una sonrisa como un dulce contraste del dolor de quererte.

Esa historia que pedias, ya está. Y la inspiración fuiste tí.

Ojos qué nunca me veis por recelo o por decora, ojos de esmeralda y oro

Pero no olvido aquel deslumbramiento, aquella gloria del primer momento, al ver tus ojos por primera vez
José Ángel Buesa





Mi corazon es como un dios sin lengua,

Mudo se está a la espera del milagro,

He amado mucho, todo amor fue magro,

Que todo amor lo conocí con mengua.

He amado hasta llorar, hasta morirme.

Amé hasta odiar, amé hasta la locura,

Pero yo espero algún amor natura

Capaz de renovarme y redimirme

.Amor que fructifique mi desierto

Y me haga brotar ramas sensitivas,

Soy una selva de raíces vivas,

Sólo el follaje suele estarse muerto.

¿En dónde está quien mi deseo alienta?

¿Me empobreció a sus ojos el ramaje?

Vulgar estorbo, pálido follaje

Distinto al tronco fiel que lo alimenta.

¿En dónde está el espíritu sombrío

De cuya opacidad brote la llama?

Ah, si mis mundos con su amor inflama

Yo seré incontenible como un río.

¿En dónde está el que con su amor me envuelva?

Ha de traer su gran verdad sabida...

Hielo y más hielo recogí en la vida:

Yo necesito un sol que me disuelva.


(Alfonsina Storni)

jueves, 18 de junio de 2009

Sissi


"A Patricia, quien también se ha dejado hechizar por la Emperatrizque no quiso serlo".








"En domingo nací, hija del Sol;sus dorados rayos fueron mi trono"








Elizabeth









Sissi, fue una emperatriz culta extravagante y desgraciada. Hija de los duques de Baviera, Maximiliano y Ludovica. Nació en Munich el 24 de diciembre de1837. La verdadera historia de Sissi, la muestra bella entre las mujeres bellas, poderosas entre las poderosas, tenía todas las cualidades para vivir un auténtico cuento de hadas; sin embargo la realidad fue muy distinta para ella. “Si una no puede ser feliz a su manera, no le queda más remedio que amar su desgracia”. Cuando pronunció sus palabras, ya tenía 57 años de edad y no dudaba el echar la vista atrás para anclar ésta desgracia a la cuál se refería, en el día de su boda. El juramento de fidelidad y amor eterno, entre Francisco José de Austria y Elizabeth de Bavaria (Sissi), tuvo lugar el 24 de abril de 1854. Sissi, entonces se convertía en ese momento histórico en soberana consorte del mayor Estado europeo, después de Rusia. Sissi, fue madre de dos hijas y un hijo, que les fueron arrebatados por su suegra para brindarle educación de acuerdo a su criterio. La intransigente archiduquesa Sofía de Austria, madre del esposo de Sissi, nunca aprobó el carácter inconformista de su nuera y le amargo el matrimonio.












Sissi, era una mujer obsesionada por su belleza; el pelo fue una de sus mayores preocupaciones estéticas, lo llevaba hasta la cintura, y lo lucía como una verdadera obra de arte . Su historia fue llevada al cine, protagonizada por Romy Snneider, en la década de los sesenta del siglo XX. El suicidio de su hijo desilusionado sentimentalmente con solo 31 años de vida, la había hundido en profunda depresión. Finalmente fue asesinada cuando tenía 61 años, por un anarquista italiano, llamado Luís Lucheni, quién en la ciudad de Ginebra le clavó un estilete en pleno corazón
















La Emperatriz Elizabeth -Sissi- es una figura histórica de sobras conocida. Atacada por unos, alabada por otros, compadecida por algunos, quizá nadie -ni ella misma- supo qué se escondía en su alma, qué torturaba su corazón, qué quería, qué anhelaba. Su temperamento independiente, ajeno a las normas sociales, hizo temblar a la timorata Viena y palidecer a la propia reina Victoria, a Isabel II y el rey de Grecia. La vieja Europa no estaba preparada para entender a una mujer como Sissi. Nadie comprendió su camino sin fin, su lucha contra lo establecido. Nadie supo ver la profunda tristeza, la vulnerabilidad que se escondían detrás de esta mujer hermosa, que encandiló al mismísimo emperador de Austria, Francisco José. A este respecto, Ángeles caso en Elizabeth, emperatriz de Austria-Hungría recoge las que bien podrían haber sido las reflexiones de la propia Sissi:


"Toda mi vida ha sido una lucha por alcanzar un pequeño trozo del Paraíso, y he tenido que enfrentarme al mundo entero en esa cruel batalla que me ha dejado marcada de imborrables cicatrices".


Elizabeth no fue la princesa almibarada y tierna, un poco desvaída, que se muestra en las películas de Romy Schneider que en la década de los 50 hicieron creer a las niñas que de verdad existían los cuentos de hadas. Años después, la actriz volvería a interpretar a Sissi en Luis II de Baviera, dirigida por Luchino Visconti, aunque de una manera muy distinta a la trilogía (Sissi, Sissi Emperatriz y El destino de Sissi). No es tampoco la dulce heroína de los cuentos editados por Bruguera en los 70 -que hicieron las delicias de quien esto escribe- ni es la princesita de los dibujos animados que se emitieron en los 90, con motivo del aniversario de su muerte. Elizabeth fue una mujer rebelde, de extraordinaria inteligencia, que nació antes de tiempo y que vio con absoluta clarividencia cómo el gusano del tiempo corroía las fruta podridas de los Habsburgo. Así lo ve Ana Mª Moix en Vals Negro:



"Es decir, los cabezas máximas de todas las monarquías europeas, los representantes de la vida diplomática del orbe entero y la consternada corte vienesa vio, de repente, cómo el emperador había envejecido y, con él, también su Imperio, el siglo y, en definitiva, el mundo en el que vivían".







Sissi nació el 24 de diciembre de 1837 en Munich, hija de Ludovica y de Maximiliano de Baviera, un matrimonio de conveniencia que, contra lo que leímos de niñas y vimos en el cine, nunca fue un matrimonio bien avenido. Max engañaba continuamente a su mujer; es más, solía almorzar con sus hijos ilegítimos. No obstante, el matrimonio tuvo 8 hijos. Sissi no estaba destinada a ningún alto cargo y vivió una vida sencilla, en la naturaleza, atendida y educada directamente por su madre, a quien quiso mucho y a quien habría de añorar en Viena.



Sissi no tenía que ser la esposa elegida por el Emperador, sino su hermana Helena, la hermosa Helena; pero Francisco José se prendó de la hermana pequeña, vestida de manera campesina, peinada con trenzas; la hermana-niña que parecía más ingenua, más dulce. Francisco José era 7 años mayor y toda la vida sintió hacia su esposa acaso más amor del que ella sintió por él:
"El enamoramiento de Francisco José por su esposa es famoso en toda Europa, pero Ida Ferenczy cree que los sentimientos del emperador ya no son producto del amor, sino de la veneración. Sólo así puede comprender que, tras el período de tensas relaciones habido en tiempos entre la pareja -según le ha confiado su amiga en alguna ocasión-, conservara el afecto esa indisimulable finura de lo intocado por el deterioro de la humana pasión (Vals Negro).
La propia Sissi auspició las amantes de Francisco José, en las que encontraba el apoyo que ella no supo o quiso darle, la vida burguesa que él necesitaba. La primera fue Anna Nahowski y la segunda la actriz Catalina Schratt.


Sissi y Francisco José se casaron en 1854, cuando ella tenía 16 años. Francisco José vivía muy apegado a su madre, Sofía, hermana de Ludovica que era -según decían- "el hombre de palacio". Sofía quiso moldear a la joven Sissi para que aceptase con profesionalidad su cargo de Emperatriz, pero no lo consiguió y entre ellas se inició un desencuentro que habría de durar hasta la muerte de Sofía. Y es que Sissi no fue una novia feliz -se cuenta que lloró como una malva y que no se consumó el matrimonio hasta pasados unos días, con lo que significada para la corte vienesa-. A Sissi la aguardaban en el Palacio Imperial, el Hofburg, un puñado de arpías dispuestas a criticarla, a observarla y a anularla si hacía falta. Una de sus damas era la implacable condesa Esterházy. Su marido la amó, dio pruebas de ello, pero siempre se sintió apegado a su papel de Emperador, muy conservador, con lo cual no sirvió de mucha ayuda a su esposa en la lucha contra las convenciones sociales y las hipocresías de palacio. Francisco José fue un emperador a la antigua, con un gran trabajo sobre sus espaldas, que no acertó a ver que el mapa europeo estaba cambiando y, con él, toda la concepción del Imperio.


Sissi fue madre muy pronto. Su primera hija, Sofía, murió a los 2 años de edad, lo cual supuso un duro golpe para la Emperatriz. Le siguieron Gisela y Rodolfo. Todos le fueron arrebatados por su suegra quien consideró que ella sabría educarlos mejor. Sin embargo, Sissi, horrorizada, intervino cuando supo cómo era el preceptor de Rodolfo, Gonchecourt, un hombre cruel y, digamos que, masoquista, aunque el daño ya estaba hecho. Sólo se sintió plenamente madre cuando nació, en 1868, Maria Valeria, su hija adorada, de quien no habría de separarse mucho tiempo y a quien quiso entrañablemente.






Pronto Sissi mostró síntomas de una extraña enfermedad que no se supo diagnosticar -acaso depresión, acaso anorexia, acaso hastío, el mal romántico, puesto que Sissi representa muy bien el alma torturada e inconformista, algo narcisista, de los románticos-. Y emprendió un viaje a Madeira que para ella iba a ser el descubrimiento de que lejos de la corte podía respirar:
"¡La desconcertante enfermedad de la emperatriz! Fiebres, cansancio, ensimismamiento, insomnio, desgana... síntomas que desaparecen, le consta al príncipe Meyer, en cuanto la enferma se enfrasca en una conversación sobre Heine o Shakespeare, o cuando está de viaje, lejos de Viena" (Vals Negro).











Así fue llamada la emperatriz viajera porque no paró de viajar desde entonces -incluso tenía su propio yate, el "Miramar": Corfú -en donde se construyó una villa-, Venecia, Biarritz, Merano, Mallorca, Sevilla, Londres, Summerhill...











Y es que Sissi tuvo unas manías y unas características bien especiales: le gustaba montar a caballo, se hizo instalar un gimnasio en Palacio para practicar anillas, coleccionaba fotos de mujeres hermosas, le gustaba la caza del zorro, era capaz de caminar horas y horas sin dar muestras de cansancio, tenía un pelo larguísimo que le ocasionó dolores de cabeza y de espalda y, sobre todo, se obstinó en mantener la misma figura toda la vida. Medía 1,72 cm, nunca sobrepasó los 50 kg y mantuvo 40 cm. de cintura. Todo ello hoy se diagnosticaría como anorexia. Ángeles Caso así lo recoge:



"He tenido que reducir aún más mis frugales comidas y alimentarme sólo a base de jugo de carne y frutas, pues estaba a punto de sobrepasar los cincuenta kilogramos de peso -un límite fatídico para mí- y mi espalda ha comenzado a producirme unos persistentes dolores, que algunos días me han impedido montar por la tarde".




Ana Mª Moix añade algún detalle más para que entendamos el ritmo frenético de vida que llevaba Sissi:




"El insomnio de la emperatriz va en aumento, y también sus crisis de angustia. Quizá tenga razón el doctor Seeburguer al afirmar que la soberana lleva un ritmo de vida tan insano como extravagante. Se levanta a las cinco de la mañana, toma un baño de agua fría (que el médico considera contraproducente para sus dolores reumáticos), se hace dar un masaje y empieza sus ejercicios de gimnasia, que la dejan extenuada. Desayuna un zumo de frutas (...) y llega a la sesión de peinado con Fanny Angerer, que aprovecha para leer, escribir cartas o estudiar húngaro. Se viste con traje de esgrima o de montar, según el ejercicio por el que opte (...). Sigue la larga caminata con alguna de sus damas, la menos harta de esos paseos que se prolongan a veces durante tres y cuatro horas".




A Sissi le gustaban los caballos y los sentía muy cerca: a Dominó o a Nihilista -véase el nombre especial de este último-. También sentía predilección por los perros, en especial Shadow, quien habría de acompañarla durante muchos años, y por los papagayos.






Fanny Angerer fue su peluquera y hay que decir que no era una tarea fácil porque el pelo de Sissi caía como una cascada, de este modo Fanny estuvo más que bien pagada. Mientras la Emperatriz se sometía a las sesiones de lavado y peinado, aprendía húngaro, como hace un momento acabamos de leer:





"La cabellera, de color rubio oscuro, llega a los tobillos de la emperatriz, que se la hace teñir de un tono castaño. La operación, dada la extrema longitud de los cabellos, requiere una notable habilidad, que Fanny Angerer, por supuesto, posee, y que es casi una insignificancia en comparación con la destreza que despliega para componer la elaboradísima corona de cabellos trenzados que ciñe la cabeza de la soberana" (Vals Negro).
Pocas veces posó Sissi para los pintores, pero lo hizo dos veces para Xavier Winterhalter en 1864 quien la pintó, en un retrato, con los cabellos sueltos -es el que presidió el despacho del Emperador- y, en otro, con el pelo recogido y un vestido de ensueño, que es el retrato oficial de Sissi.





No obstante, no fue una mujer vanidosa y veleta. Acaso tuvo un par de amores, el conde Andrássy y Middleton, pero fueron más imágenes platónicas que amores consumados:
"Sostiene que el amor es como la débil llama de una vela, visible sólo en la oscuridad: en cuanto entra en contacto con la luz, ya no se distingue la que por sí misma emana" (Vals Negro).
Es cierto que ella intuyó el cambio político y supo ver qué había detrás de los nacionalismos. Así cuando viajaron a Venecia en 1856, cuando fueron tan fríamente recibidos o cuando defendió la causa húngara, a raíz de su amistad con Andrássy. Es más, Sissi aprendió húngaro, tuvo dos damas y amigas húngaras, Ida Ferenczy y María Festetics. Gracias a ella, sin duda, en 1876 se firmó el Tratado de Reconciliación por el que se concedía la soberanía parcial a Hungría y Sissi y su esposo fueron coronados reyes. Es más, Sissi vivió muy a gusto en el Palacio húngaro de Gödöllö y una de sus grandes aportaciones políticas fue conseguir el reconocimiento húngaro en el Imperio. Aunque alguna de sus observaciones, recogida por el príncipe Meyer, no tiene tampoco desperdicio:





"He oído decir que la república es la forma de gobierno más conveniente para los pueblos".
Elizabeth siempre estuvo muy preocupada por los manicomios, quizá por la locura evidente de algunos miembros de la familia Wittelsbach. Ella misma temió por su cordura. Nos lo comenta Ángeles Caso:





"¿Qué delicado mecanismo de sus almas habrán manipulado los dioses o los demonios para enloquecer de ese modo a mis dos primos? A menudo me pregunto cuándo será mi turno".


"Mis damas empiezan a asustarse por esta afición mía a los paseos, que en los últimos tiempos, ahora que apenas monto, se han convertido en mi ocupación favorita. Algunas de ellas intentan la heroicidad de seguirme, y terminan maltrechas y agotadas, enfurecidas sin duda contra mí, la loca de los caminos polvorientos".




Destaca también la vulnerabilidad de esta mujer que, cuando lo creyó oportuno, cubrió su rostro con velos y abanicos y prohibió que nadie le hiciese fotos. "Cuando el tiempo me haya marcado con sus huellas imborrables, -seguimos a Ángeles Caso- yo envolveré mi rostro bajo velos, lo cubriré por siempre detrás de abanicos, para que la muerte pueda trabajar a solas, tranquila, en mi piel".





Con la muerte, la famosa Dama Blanca, tuvo una relación muy estrecha nuestra emperatriz y es que esta dama, antes de encontrarla a ella, no le hurtó desgracias. Primero fue su hijita de dos años, su cuñado Maximiliano, quien emprendió la locura de ser Emperador en México y fue fusilado -el caso de su esposa Carlota, enloquecida, fue otro drama-; la muerte de su querido Rudi, Rodolfo -la maldición decía que el primer emperador se llamó Rodolfo y el último también-. Rodolfo fue un muchacho débil, enfermizo, que se dejó influir y que, enfermo de gonorrea, adicto a la morfina, no pudo aguantar el peso de la vida y se suicidó en Mayerling junto a su amante María Vetsera -a su esposa Estefanía de Bélgica la había dejado estéril al contagiarle la enfermedad venérea que padecía y que Sissi creía que era una cistitis- el 30 de enero de 1889. A esta muerte brutal la antecedió la de su primo, el loco, Luis II de Baviera, el 13 de junio de 1886, por quien Sissi sentía una gran afinidad. Leamos el fragmento hermosísimo de Ana Mª Moix quien resume todas estas desgracias:




"Nunca había visto a la Dama Blanca tan cerca como ahora; pero, como siempre había imaginado, era inconfundible. Había sentido su proximidad, en anteriores ocasiones, y la recordaba como una promesa de muerte que nunca era la suya: era la de su cuñado Maximiliano, fusilado en México; la de su primo Luis II, que murió loco; la de su hermana, la duquesa de Alençon, abrasada en un bazar de caridad; la del archiduque Juan Orth, desaparecido en el mar; la de la archiduquesa Matilde, quemada viva; la de su propio hijo Rodolfo, muerto de un disparo en la cabeza en Mayerling... Ahora, en cambio, la vio, cara a cara,y , al producirse el famoso y estremecedor abrazo, supo que era Ella".





Efectivamente, la mañana del 10 de septiembre de 1898, la emperatriz, que iba acompañada de Irma Sztáray, mientras paseaba por Ginebra, cerca del embarcadero, fue atacada por Ligi Luccheni, un anarquista de 25 años, con un estilete que le clavó en el corazón. La Emperatriz siguió andando, pero, al desabrocharle el corsé, una mancha de sangre presagiaba lo peor. Moría una mujer, nacía la leyenda. Su asesino se suicidó en la celda en 1910. Y Sissi fue enterrada en la Cripta de los Capuchinos, justo donde no hubiera querido estar nunca.






Sissi fue una mujer enfrentada a su propia soledad, que quiso por encima de todo ser libre y que anduvo obsesionada por sus propios fantasmas; de ahí quizá esa obstinación en seguir caminando, en seguir viajando, en correr, en huir de sí misma:



"Sentí, como entonces, un frío inmenso, un frío que helaba mi cuerpo y mi espíritu, del que sabía que nunca podría recuperarme, y apreté la cara contra la piel del sillón para no ver todas las imágenes que se entremezclaban en mi mente: los ojos tiernísimos de mi madre intentando esconder su pena, los ojos amantes de Francisco ofreciéndome las flores en el cotillón, el día de su cumpleaños, los ojos heridos de Helena, los ojos torvos de mi suegra, los pequeños ojos, aún llenos de miedo, ya suplicantes, de Rudi recién nacido, cuando yo intentaba acercarlo a mis senos para que mamase toda la ternura que me crecía dentro, por las venas, amenazando estallar mi pecho, los ojos de tierra y lluvia de Bay Middleton, que apenas me miraban para no arder en chispas de deseo, los miles de ojos que a lo largo de mi vida me habían vigilado, perseguido y acusado... La vida era un infierno, un infierno de miradas inflamadas, lastimeras, reprobadoras, miles de miradas clavándose en mí, llegando hasta dentro de mi corazón, hurgando en mis tripas, impidiéndome vivir en paz..." (Elizabeth, emperatriz de Austria-Hungría).





Sissi fue también una mujer muy culta, que aprendió húngaro y griego, que admiró a Lord Byron, a Shakespeare (se indentificó muchísimo con la Titania de El sueño de una noche de verano), a Homero, a Esquilo y, sobre todo, a Heine, de quien recibió influencias a la hora de escribir sus dos poemarios Cantos del mar del Norte y Cantos de Invierno. La Emperatriz confió su obra al presidente de la Confederación Helvética para que fuese publicado al cabo de 60 años de su muerte. También confió la gran totalidad de su fortuna en la Banca Rothschild en Suiza para que sus allegados pudiesen vivir bien en el exilio. Tuvo una certera visión de futuro.
Y éste es un retrato mínimo de una mujer que sigue encandilando y atrayendo a quienes se acercan a ella, una mujer solitaria, con un alma atormentada que emprendió una búsqueda denodada hacia la muerte, hacia la autodestrucción, hacia el final, hacia una verdad que ella no supo ver:




"Una verdad tan simple y sencilla como terrible: que tanta espiritualidad, tanta inteligencia, tanta bondad, tanta belleza no le sirvieron para nada ni a ella, ni a sus hijos, ni al emperador, ni a los pobre por los que tanto se preocupaba, ni a los locos internados en manicomios que visitaba y cuya horrenda visión le quitaba el sueño por las noches, ni a los movimientos sociales y políticos revolucionarios a los que apoyaba de palabra y aplaudía mentalmente, pero a los que en nada concreto ayudaba, ni a los innumerables enamorados por los que se dejaba querer pero no tocar, ni a los amigos a quienes sí, indudablemente, quiso profundamente, pero sólo con la intensidad de la desolación y de la melancolía " (Vals Negro).